Avatar supuso el pistoletazo de salida. Tras su estreno (y, sobre todo, tras los 2.000 millones de euros generados en taquilla), el cine en tres dimensiones parece haber despegado, superando décadas en el ostracismo (¿alguien recuerda obras maestras como las  Tiburón 3 o Viernes 13 III?).

Aprovechando el tirón, los fabricantes de electrónica de consumo han apostado firmemente por la irrupción de la tecnología 3D también en el hogar: Samsung, LG, Sony y Panasonic ya han lanzado al mercado los primeros modelos y todo hace pensar que sólo es el comienzo.

Las expectativas de captura de cuota de mercado de los televisores 3D frente a los convencionales son elevadas; a comienzos de año Sony hizo públicas sus previsiones para el segmento según las cuales la mitad de los televisores vendidos en 2013 serían 3D. Y puede que se queden cortos: Nielsen ha publicado recientemente su estudio «Emerging trends«, en el que analiza patrones emergentes en el uso de tecnología, y en él identifica como una de las tendencias más relevantes para los próximos años el despegue de la televisión 3D.

Según el estudio, casi un 60% de los entrevistados (un 49% en Europa y un 48% en España) se manifiesta interesado en disponer de televisión 3D en su hogar, aunque ello le obligue a sustituir su equipo actual y/o a un pago adicional por recibir la transmisión en formato tridimensional.

No deja de ser un estudio de mercado, pero resulta evidente el atractivo del concepto para el usuario y la oportunidad que representa para fabricantes y cadenas. Aquellos que os estéis planteando sustituir proximamente vuestro viejo televisor quizá debáis empezar a pensar en el formato 3D.