Me tocó la china. Y no la de Pekín precisamente. Soy uno de los cientos de miles de afectados por la huelga de controladores aéreos de estos días pasados. Con suerte conseguiré volar mañana lunes, aunque a estas alturas poco me extrañaría que inesperadamente la mayor nevada de la década obligase a cerrar de nuevo los aeropuertos. O que una sorprendente horda de ratas topo tome al asalto las pistas de Barajas impidiendo el despegue y aterrizaje de aviones. Qué se yo. Después de tres días pendiente de las noticias, de innumerables gestiones buscando medios alternativos de transporte, de decenas de llamadas a los centros de atención de AENA y diferentes compañías aéreas y de la lucha con los hoteles cuando tenía que ir anunciando las sucesivas cancelaciones, me declaro al borde de la rendición. Estoy exhausto. Si no fuera por el coste de las reservas que todavía tengo juro que me metería de buena gana en cama para no salir de ella en varios días. ¿Vacaciones? Estoy deseando volver al trabajo, creedme.
Sé que mi caso no es de los peores; aunque en el debe quedan el estrés sufrido estos días, los amigos a los que no podré ver, una conferencia perdida y unos cuantos (bastantes) euros tirados en forma de reservas de hotel canceladas, no es nada comparado con los cientos de pequeños dramas que se amontonaban en las salas de espera y pasillos de los aeropuertos de nuestro (calamitoso) país. Escuchando los relatos de unos y de otros me sentía afortunado de poder ver transcurrir las horas de espera en la comodidad de mi hogar y no acurrucado en el suelo de la terminal, tratando de mitigar el frío tapándome con algún cartón sustraído de la cafetería de al lado.
No hay derecho. No me importan las exigencias de estos tipos, por justificadas que crean que puedan estar. Si merecen ganar un millón en lugar de 500.000 euros al año. Si deben trabajar doce horas semanales en lugar de dieciséis. Si es lícito que sea su sindicato el que apruebe ó no a los candidatos a ingresar en tan elitista casta. Me da igual. No tienen ningún derecho a causar el daño que han causado a tanta gente. Mi consejo a todo aquel que, como yo, se haya visto atrapado por la insensatez de estos ¿señores?: emprender acciones judiciales de inmediato. Lo sucedido no puede quedar en nada, en un expediente administrativo o una regañina pública por portarse mal en el recreo. La OCU ya se ha movilizado y es fácil sumarse a ellos. Yo ya lo he hecho. Si, como a mí, te ha tocado la china, no te quedes de brazos cruzados.
Antuán
13 years ago
DE acuerdo, Anon. Pero… Han hecho mucho daño, sí, unos y otros. Hay que pedir responsabilidades a los dos colectivos. A los controladores y a los miembros del Gobierno por no ser capaces de, primero controlar mejor a este grupo, y segundo, por no ampliar las plantillas para los aeropuertos, eso sí, ya con otras tablas salariales…. Porque si ahora los controladores van a estar en manos de médicos que estarán en las torres de control, será otro grupo de privilegiados a quien controlar… en fin…
Anon
13 years ago
Antuán, incluso en el mas que discutible e hipotético caso de que pudieran tener razón en sus quejas, el daño causado es de tal magnitud que deben tomarse medidas, incluyendo el despido para aquellos que abandonaran su puesto de trabajo injustificadamente (tal y como sucedería con cualquier hijo de vecino).
Antuán
13 years ago
Hay que pensar, antes de echar a nadie a la calle, que lo de estos trabajadores es una relación contractual, o sea, que nadie llega a una empresa y se pone un montón de pasta de sueldo porque sí.
Luego está el tema de la privatización de AENA, por lo que me hace pensar que a alguien le interesa un colectivo desprestigiado y a la baja para poder vender mejor…
Javier Alba
13 years ago
Resulta incomprensible que pueda ser posible que un grupo de privilegiados pueda poner al Estado en jaque. En un pais donde el 40% de los que trabajan tiene un sueldo de 1000 €, donde el 20% no tiene ni eso porque está en paro, una casta de bienpagados con dinero público se siente legitimado de poner al pais patas arriba para mejorar, todavia más, sus condiciones laborales de lujo. Y todo eso haciendo de cada español su enemigo, de forma masiva y sin calcular las consecuencias personales y como colectivo de su actitud.
Algunos de ellos le han tomado gusto a los medios de comunicación y se prodigan por television enseñando su careto a diestro y siniestro, haciéndose ver ante sus millones de enemigos. A estos enemigos anónimos los van a encontrar en restaurantes, hospitales, en el cine, en todas partes y los sufridores de sus hazañas se han quedado con su cara.
No se puede estar enemistado con el mundo y esperar que millones de personas actuarán civilizadamente y racionalmente cuando han sido agredidos de forma irracional y no civilizada, además de ilegal.
javipas
13 years ago
Totalmente de acuerdo. Es curioso cómo ahora están empezando a aflorar por ahí los posts y entrevistas a los controladores, que hablan de cómo ellos son los perjudicados y tratan de defender una postura insostenible. Si había que defender los derechos, esta no era la forma, desde luego.
Ánimo y trata de disfrutar de esas vacaciones si lográis salir por fin.
Bitacoras.com
13 years ago
Información Bitacoras.com…
Valora en Bitacoras.com: Me tocó la china. Y no la de Pekín precisamente. Soy uno de los cientos de miles de afectados por la huelga de controladores aéreos de estos días pasados. Con suerte conseguiré volar mañana lunes, aunque a estas alturas poco …..
Francisco
13 years ago
Totalmente de acuerdo, a la calle ya. Son unos mafiosos y como tal merecen ser tratados.
Mike
13 years ago
Lo de estos impresentables es una vergüenza. Tenían que estar ya todos en la calle y camino del juzgado. Como dices son una casta de élite que han llegado a creerse por lo que parece los amos del país. Me encantó el artículo de El País que colgaste en Twitter relatando cómo en los 80 Reagan acabó con el problema en USA http://tinyurl.com/37zz4o9 Ojalá los nuestros le echaran lo que hay que echarle e hicieran algo parecido. Contarían desde luego con mi apoyo y con el de millones como yo.