A raíz del reciente anuncio de Yahoo de que en lo sucesivo sus empleados no podrán teletrabajar me llega la siguiente tira cómica que refleja perfectamente (grande Dilbert, como siempre) la problemática asociada a la adopción de esta modalidad de trabajo: la ausencia de criterio a la hora de identificar las tareas y personas susceptibles de sumarse a ella, la falta de mecanismos objetivos necesarios para supervisar la actividad y productividad del teletrabajador, la desconfianza de los superiores hacia el teletrabajador y los eventuales abusos del empleado ante la falta de dicho control.
Después de muchos años trabajando en una compañía pionera en este campo; de haber tenido la oportunidad de participar en varios proyectos de evaluación y sistematización de los procesos de trabajo asociados a esta modalidad; de haber gestionado equipos en los que buena parte de sus integrantes teletrabajaban y de haber colaborado de modo continuo con equipos y personas que se habían acogido al teletrabajo; después de todo ello, mi visión sobre el teletrabajo tiene muchos claroscuros: estoy plenamente convencido de sus bondades, tanto para la empresa como para el empleado, pero al mismo tiempo la experiencia me ha enseñado que su correcta implantación no es ni mucho menos trivial.
No todas las actividades son susceptibles de desarrollarse adecuadamente desde el domicilio y no siempre se dispone de las herramientas necesarias para desarrollar dicha actividad remotamente. Tampoco es fácil definir e implementar los mecanismos de supervisión adecuados. El factor personal es esencial: no todo el mundo está preparado ni tiene la suficiente disciplina para teletrabajar. Y como para los responsables de equipo no siempre es fácil justificar por qué a un empleado se le autoriza a teletrabajar y a su compañero no, se cae con frecuencia en el error de la generalización, en ese café para todos que tanto daño hace en cualquier ámbito.
En definitiva, contar con un marco de teletrabajo adecuado requiere de un esfuerzo y una labor de análisis que no siempre se desarrolla adecuadamente. Y sin ese ejercicio previo se tienen muchas papeletas para fracasar, como he podido comprobar en primera persona: he vivido en mis carnes situaciones surrealistas. He visto abusos de libro. Y he comprobado como en ocasiones son los buenos, los justos, quienes pagan por pecadores y ven como se les retira la posibilidad de teletrabajar por no haberse hecho bien las cosas.
Pero cuando funciona, funciona muy bien. Con las actividades, herramientas y personas adecuadas el teletrabajo proporciona beneficios muy relevantes tanto a la empresa como al empleado y es por ello por lo que estoy convencido de que el teletrabajo ha llegado para quedarse. Aunque todavía nos quede mucho que aprender en relación a cómo ponerlo en práctica.
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Lo tenía pendiente desde hacía tiempo y estaba en mi lista de propósitos para 2013: poner a buen recaudo en la nube una copia de todos mis documentos, especialmente esos gigas y gigas de archivos que he ido acumulando desde que la fotografía digital llegó a nuestras vidas.
Ya dispongo de un sistema de respaldo en disco externo que me protege ante posibles malfuncionamientos de mi equipo o de accidentes involuntarios pero faltaba la guinda de la réplica online que me permitiera recuperar todo mi material incluso en situaciones extremas como un robo o un incendio que dañe tanto mi equipo como el disco externo.
Un par de tardes dedicadas a analizar la oferta de los principales proveedores de este tipo de servicios, evaluando los pros y los contras de cada uno de ellos y listo; por unos 50 euros al año tengo mi vida digital a salvo. Pero, ¿y si lo que buscamos es una solución de almacenamiento online que nos permita alojar grandes cantidades de información (decenas o cientos de Gb) de manera gratuita? Aunque prácticamente todos los proveedores de backup online ofrecen versiones gratuitas de sus servicios, la capacidad que ofrecen (típicamente 5Gb) se queda muy corta si hablamos de salvaguardar tu colección fotográfica o videográfica al completo.
MEGA, el sucesor del desaparecido Megaupload, podría ser una opción: ofrece 50Gb sin coste, lo que para muchos sería suficiente. Lamentablemente, mi experiencia hasta el momento con el servicio no ha sido especialmente positiva; en realidad ha sido nefasta, para qué andarnos con paños calientes: continuas caídas y errores y un desempeño muy pobre en términos de tasas de transferencia que hacen de MEGA un servicio muy poco fiable. Sumémosle a eso el perfil del dueño del invento y probablemente coincidamos en que puede que no ofrezca (todavía) las garantías que uno exigiría a un repositorio en el que depositar su material de valor.
Pero no todo está perdido: durante el análisis de proveedores de servicios de almacenamiento online dí con una solución alternativa perfectamente válida a un coste cero: sería el equivalente de hacer una copia periódica en un disco externo que dejaríamos en casa de un familiar, algo que no poca gente hace ya. Crashplan, uno de los proveedores de servicios de backup online más populares, ofrece una versión gratuita de su aplicación precisamente para ello: realizar copias de se seguridad en otros equipos y no en sus servidores (servicio que sí sería de pago).
La cosa funcionaría así: nos ponemos de acuerdo con algún amigo o familiar para que nos ceda graciosamente parte de su disco duro para alojar en él la copia de nuestros archivos; instalamos la aplicación de Crashplan en ambos equipos; establecemos la cantidad de espacio que el equipo donante cederá para la copia de seguridad (no es cuestión de dejar a tus padres sin espacio de almacenamiento en su propio ordenador); seleccionamos en el equipo desde el que se realizará la copia el ordenador destino y… listo. La aplicación se encarga ella solita de hacer una copia de respaldo diaria. La información se almacena cifrada, de modo que nuestro anfitrión no tendrá acceso a los datos que guardamos en su equipo. Bastante más cómodo que estar yendo y viniendo con el disco externo. Más detalles, aquí.
Una solución sencilla y ocurrente para una necesidad muy real. Y gratis. ¿Qué más puedes pedir?
Comentarios desactivados en Post-it #26. Sobre el reconocimiento